Víctor Hugo dijo que “No hay nada más poderoso que una idea a la que le ha llegado su hora”. Personalmente considero que es cierto. La llegada del Covid-19 a nuestras vidas ha sido un balde de agua fría para todas, dejando en evidencia la importancia de vivir una vida significativa.
El Covid-19 llegó trayendo crisis existenciales, vocacionales, familiares, profesionales y de toda índole, llegó para invitarnos a descubrir la libertad dentro de nosotras y armonizar nuestros ritmos, llegó a conectarnos con la “Agenda del Alma” como la llama el autor de Conversaciones con Dios, Neale Donald Walsch, quien afirma en su libro Lo único que importa que el 98 % de la humanidad no ha descubierto aún qué es lo verdaderamente importante y por eso utiliza el 98 % de su tiempo haciendo cosas que no importan.
De todo corazón espero que durante estos meses ese porcentaje cambie radicalmente, si hay un regalo importante que nos traen las crisis, es precisamente colocarnos en la encrucijada de decidir permanecer tal cual estamos o conectarnos con lo esencial (nuestro propósito).
En ese sentido considero que podemos aprovechar esta pandemia para comenzar un proceso de renacimiento, individual y posiblemente colectivo, para decidir ahora qué historias nos seguiremos contando, y quién queremos ser en estos tiempos.
Si la misión que todos tenemos en la vida es ser felices y auto realizarnos, el propósito nos muestra el cómo.
Desde ahí podremos atender los niveles del propósito individual de cada una: el propósito de tu alma, el propósito de tus relaciones, el propósito de tu cuerpo físico, mental, emocional, y por supuesto tu propósito laboral o vocacional. Cada uno de esos niveles es una pieza en el puzzle que eres, y la imagen que forman todas esas piezas juntas es tu marca personal: tu esencia.
El propósito, entonces es: ¡ser tú misma!
No lo que crees que eres, sino lo que verdaderamente eres, para averiguarlo, debes iniciar un viaje de autodescubrimiento, de conectar con tu sabiduría, con tu magia y empoderarte desde ahí.
Es necesario aclararte que el propósito no es algo estático sino un ser vivo que se va transformando contigo. Saber esto deja de convertirlo en una “amenaza” y pasa de ser una condena a una oportunidad de auto-conocerse y de ser feliz. El propósito no es una frase bonita que queda colgada en la pared como un diploma. El propósito de vida es como el menú de un restaurante: se va adecuando a los requerimientos de sus clientes y con el tiempo, se va ajustando y diversificando o especializando, solo en su forma; porque en el fondo sigue obedeciendo al patrón vibratorio único de tu alma.
Las abejas funcionan más o menos de la misma manera: a lo largo de las diferentes etapas de su vida, todas desempeñan diferentes roles. Su propósito depende de la etapa en la que se encuentra, con nosotras es más o menos lo mismo.
Si el propósito de vida fuese una condena, ¿dónde quedaría nuestro libre albedrío? Tu propósito se manifestará a lo largo de tu vida, en algunos casos como etapas, y en otros casos como algo permanente que se va expandiendo contigo, a medida que decides, que aprendes y sobre todo a medida que te das cuenta que TÚ eres la creadora de tu vida y tu destino. Sí, porque la vida además de ser un proceso de descubrimiento, es un proceso de creación.
Debes crearte a ti misma según tus propias elecciones y deseos, según tu intuición, sabiduría y poder personal.
La búsqueda es descubrir quién eres pero además elegir determinantemente quién quieres ser.
Tus dones y talentos, tus capacidades innatas, tus regalos divinos, tu forma de ser, tu mundo emocional, tu biografía, todos los datos que puedes obtener a partir de tu fecha de nacimiento, tu temperamento, tus arquetipos internos, tus sueños, tus valores, tus hobbies, tus libros favoritos, los personajes que admiras, todo lo que se te da fácilmente, tus gustos, lo que amas, tus pasiones, incluso tus grandes dolores, ¡todo! está íntimamente relacionado con tu propósito de vida.
Por eso quiero invitarte a que utilices todo lo que sabes de ti misma para descubrir tu propósito, pero además quiero pedirte que elijas con todo tu corazón qué quieres hacer y ser con eso que ya traes, y que tengas mucha claridad respecto a tus “para qué”, porque esas dos palabras, que parecen insignificantes, pueden realmente marcar la diferencia a la hora de conectar con tu propósito para ayudarte a cultivarlo y emprender con sentido. Recuerda que las etiquetas que nos hemos puesto están ahí para ser trascendidas, no necesariamente obedecidas.
Estamos en el tiempo óptimo para decidirnos a vivir con propósito. Y si bien para muchas personas puede ser algo confuso y atemorizante, lo cierto es que cada vez contamos con mayor cantidad de recursos y personas que nos pueden ayudar a lograrlo.
Para finalizar quiero que pienses en lo maravilloso que sería plasmar tu propósito vital en el laboral, eso es emprender con alma, eso es vivir en coherencia y con sentido. Ahora solo debes tener claro que está en tus manos conseguirlo.
Escrito por: Andrea Burón – @andreaburon